«Kassiteros», la importancia del estaño en Europa: bronce y comercio
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El estaño, o kassiteros, como lo llamaban los antiguos griegos, es un metal muy escaso en la corteza terrestre. Su concentración media es de 2 ppm (dos partes por millón) frente a, por ejemplo, 5 ppm del arsénico, los 70 ppm del cobre o los 50.000 ppm del hierro. Esta circunstancia, junto con su característica de mezclarse con el cobre, configurando con él una aleación, el bronce, de dureza, tenacidad, maleabilidad y moldeabilidad muy superiores al propio cobre, le hicieron un metal muy codiciado en la antigüedad.
La Edad del Bronce abarca desde unos 4.000 años a.C. hasta unos 800 a.C. y surge en diferentes sitios del planeta en diferentes épocas. Parece que los primeros vestigios del Bronce aparecen en Sumeria y Mesopotamia. Se extiende por Oriente Próximo y Anatolia y hacia el 3.000 a.C. aparece en la antigua cultura minoica, en Creta, Chipre y Grecia. Viajará por toda Europa, llegando a Europa Central y Occidental hacia los 2.000 años a.C. En un principio, la aleación de bronce podía contener arsénico y plomo, metales más abundantes y que dotaban al cobre de mejores características mecánicas. Pero poco a poco se fue imponiendo y valorando cada vez más el estaño, pues mezclado en proporciones del 3 al 20% con el cobre, le confería propiedades superiores (la aleación con arsénico, además de ser quebradiza, era venenosa) y a sus propietarios les dotaba de una ventaja competitiva tanto en las armas como en las herramientas, navegación e industrias.
Con estas dos características, no es extraño que el estaño y su mineral más importante, la casiterita (SnO2), se convirtiese en un codiciado y buscado bien y que los pueblos en donde se localizaban las escasas minas de casiterita, hiciesen su particular agosto con el comercio de este metal. Se daba la circunstancia de que en los centros de fabricación y consumo de bronce (Mediterráneo Oriental), no existían yacimientos de casiterita (aunque sí abundantes de cobre) y ésta tenía que importarse desde lejanas tierras. Según fuentes arqueológicas e históricas, durante el Bronce Antiguo y el Bronce Medio (desde los 4000 a.C. hasta los 1400 a.C.), las minas desde donde se abastecían los centros de producción se situaban en Asia Central (en los actuales Afganistán, Uzbekistán, Tajikistán y Kazajistán) donde se han encontrado evidencias de explotación de estaño desde el 3000 a.C. y de intercambios comerciales con el Mediterráneo Oriental que incluían también al codiciado mineral lapislázuli.
En el Bronce Final (1.300 a.C. a 800 a.C), el estaño ya se ha convertido en estratégico para las culturas minoica primero y micénica después (ambas con foco en Creta y el Peloponeso, en la actual Grecia). Buenos navegantes y comerciantes, buscan el preciado estaño en minas en el este de Egipto, en los Montes Metálicos (Erzgebirge), en las actuales Alemania y Chequia, en la Bretaña y Macizo Central franceses, en el oeste de la Península Ibérica o en Cornualles (Cornwall), en el actual Reino Unido. Hacia el 1200 a.C. comienza una crisis de civilizaciones en el Mediterráneo Oriental. Es la llamada Época Oscura, donde aparecen las invasiones de los llamados Pueblos del Mar, que cambiarán radicalmente el panorama de las civilizaciones en el área.
Tras esta época, emergerá el pueblo fenicio, también magníficos navegantes y comerciantes, que se harán con el comercio del estaño, fundando colonias comerciales en la Península Ibérica (Cádiz, Adra, etc) y dominando las rutas del estaño, ahora mirando hacia occidente. Esto lo conocemos por las fuentes históricas de Herodoto (430 a.C.), Estrabón (siglo I a.C.) y Plinio el Viejo (siglo I d.C), aunque su lejanía con los hechos y el poco exacto conocimiento cartográfico y geográfico de la época, hacen que esto tenga que ser soportado por las investigaciones arqueológicas. En particular, en este caso del estaño, de las míticas “islas Casitérides” y de las rutas comerciales de la Edad de Bronce, son muy potentes los estudios arqueometalúrgicos.
En junio de 2019 se ha publicado un extenso estudio arqueometalúrgico por científicos de la Universidad de Heidelberg y del Centro de Arqueometría Curt Engelhorn en Manheim, dirigidos por el profesor Ernst Pernicka y que
ha editado la Universita degli Studi de Milán, Italia, titulado: “Análisis químico e isotópico sistemático de los lingotes de estaño de Mochlos (Creta) y otras localidades del Bronce Final en el Mediterráneo Oriental: ¿Una última clave para la procedencia del estaño?”
Referencias: Artículo en CienciaPlus, artículo original en inglés.
Los dos principales resultados a los que llegan los autores tras el exhaustivo análisis de 27 lingotes de estaño del Bronce Final (1530 a.C. a 1300 a.C.) y cotejado contra una extensa base de datos de casiteritas procedentes de
diferentes yacimientos de estaño europeos, asiáticos y africanos, son los siguientes:
a) Los resultados de los análisis de isótopos de plomo son compatibles con menas (casiteritas) de edad Hercínica (291 m.a. +- 17 m.a.). Por tanto, quedan descartados todos los asiáticos y africanos (salvo para el caso de los lingotes más antiguos de 1530 a.C. provenientes de Mochlos, Creta).
b) Según los resultados de los análisis de isótopos de estaño y elementos traza (en especial indio), la mejor compatibilidad es la de las casiteritas procedentes de Cornwall, en el Reino Unido.
Estos resultados permiten formular dos interesantes hipótesis que cambian bastante el conocimiento sobre el asunto que se tenía hasta ahora:
– En primer lugar, parece confirmarse la importancia de Cornwall (Reino Unido) como centro de producción de estaño a partir del Bronce Medio y de comercialización, mediante la apertura de rutas comerciales con el Egeo, durante el Bronce Final. Esto situaría más cerca de las Islas Británicas que de la Península Ibérica las “islas Casitérides” y la “ruta del estaño” de las que nos hablan Herodoto, Estrabón y Plinio el Viejo. Es plausible pensar que estas rutas pasasen por Europa Central y por el Báltico pues se han constatado contactos de comerciantes mediterráneos intercambiando con ámbar báltico y, posiblemente, con menas de los Montes Metálicos, incluido
el estaño.
Las ventajas de Cornwall como centro productor y comercializador de estaño radican no solo en su situación en la costa, sino en sus ricos yacimientos de cobre y estaño, que aparecen juntos y a la facilidad del beneficio de la casiterita, en grandes cantidades en forma aluvionar. Por simple lavado y/o bateado de las arenas de arroyos, se obtenían grandes cantidades de casiterita para su fusión en estaño metal.
En segundo lugar, al confirmar de procedencia asiática (Afganistán probablemente) el estaño de los lingotes más antiguos hallados en Creta -del 1530 a.C.-, apoyan la hipótesis de que las rutas iniciales del estaño apuntaban hacia las minas de Asia Central y que fue, posiblemente, hacia la caída de la civilización micénica alrededor del 1200 a.C., cuando se comienzan a buscar nuevos proveedores del estaño, mirando hacia el oeste esta vez. Esto es compatible con la invasión de los “Pueblos del Mar” que pudieron trastocar el status quo de la región.
Hemos querido ilustrar esta historia con elementos conservados en el Museo Histórico Minero, todos ellos de indudable interés y que, en su gran mayoría, proceden de donaciones de ingenieros del ramo en el siglo XIX. La conservación de este importante patrimonio que nos legaron hace posible entender mejor nuestra historia.