Domingo de Orueta y Duarte (1862-1926)
Sus antecedentes hay que buscarlos en su padre, Domingo de Orueta Aguirre (1833-1895), predestinado en su juventud a seguir los negocios familiares en Málaga, pero su gran afición por las ciencias naturales, el arte y la literatura hizo que pronto dejara estas actividades, para convertirse de forma autodidacta en un gran experto en la geología y entomología malagueñas.
Fundador en 1872 de la Sociedad Malagueña de Ciencias, su amistad con el geólogo de origen gaditano de la Institución Libre de Enseñanza, José Macpherson (1839-1902), influyó grandemente en su personalidad científica, al que inició por otra parte en el uso del microscopio. A las excursiones geológicas que realizaban estos dos grandes amigos se sumaba uno de los hijos de Orueta, Domingo, quien pronto sintió esta gran afición a la geología y a la microscopía de la mano de su padre.
Había nacido Domingo de Orueta y Duarte en Málaga, el 24 de enero de 1862, ciudad donde realizó sus estudios primarios y los de Perito Químico, ampliando conocimientos en Inglaterra. Sin embargo, las inquietudes científicas de Domingo iban más allá, y en 1880 ingresa en la Escuela de Ingenieros de Minas de Madrid, realizando una brillante carrera que finaliza en 1885 con el número uno de su promoción.
Siendo aún estudiante, en diciembre de 1884, tuvieron lugar una serie de terremotos en Andalucía, que afectaron especialmente a Granada y Málaga. Orueta se encontraba pasando sus vacaciones invernales en la casa familiar malagueña y tuvo oportunidad de conocer directamente sobre el terreno los daños producidos por los seísmos. Con un permiso especial del Director de la Escuela de Minas, Orueta realizó un informe en el que destaca ya la relación de lo ocurrido con las características geológicas de la zona, muy poco conocidas en esos momentos. Este fue presentado en la Sociedad Malagueña de Ciencias y en la Sociedad Española de Historia Natural.
También durante el curso 1884-1885, y fruto de su amistad con Macpherson, imparte clases de Geología y Laboreo de Minas en la Institución Libre de Enseñanza en Madrid. En su Boletín publica Orueta sus primeros trabajos científicos, resultado de sus observaciones con el microscopio, afición que hereda de su padre y en la que se convertiría en una autoridad en la materia, llegando a instalar en su casa un laboratorio perfectamente equipado.
El 10 de enero de 1887 ingresa en el Cuerpo de Ingenieros de Minas, y realiza las prácticas preceptivas en la Ferrería Heredia de Málaga. En 1889 solicita licencia ilimitada en el servicio al Estado y, en fechas no determinadas aún, fija su residencia en Gijón y, emprendedor como era, en 1893 alquila la antigua fábrica de jabón del Llano y la transforma en taller de forja (Fábrica de Hierros Forjados y Estampados). Posteriormente la compró y la transformó en Fábrica Orueta, S.A. Uno de sus primeros encargos fue el suministro para las minas de Almadén de los frascos de hierro para el transporte del mercurio, cosa que hizo durante siete años con un modelo patentado por él mismo. Comienza igualmente a fabricar herramientas y diferentes elementos para las obras públicas, la minería y los ferrocarriles, ya con la fábrica en propiedad, con lo que alcanzó una prosperidad económica notable. Nada más llegar a Gijón es nombrado también director de la Sociedad Fábrica de Mieres, empresa constituida en 1879 para la explotación de hulla y la producción de hierro, cuya actividad siderúrgica se extendió hasta la segunda mitad del siglo XX.
Y a comienzos del curso de 1893 se incorpora como profesor de Geometría, Trigonometría y Topografía del primer año de carrera en la Escuela de Capataces de Minas de Mieres que, inaugurada en 1854, había sido promovida por otro eminente geólogo de origen alemán, Guillermo Schulz (1805-1877). En 1897 pasa a impartir la asignatura de Electrotecnia, cuya docencia continúa hasta su traslado a Madrid en 1915.
A la vez que se ocupaba de sus negocios y de la docencia en Mieres, Orueta continuaba con sus trabajos relacionados con la microscopía y con la microfotografía. En su casa de Gijón tenía instalado un laboratorio particular que, sin ánimo de lucro, había puesto a disposición de todo aquel que requiriera este tipo de servicios. No sólo disponía de los últimos modelos de microscopios, con una amplia serie de objetivos y lentes, sino que el equipo se completaba con todo tipo de aparatos auxiliares de iluminación, para dibujar (con cámara clara), para disección y para microfotografía. Este laboratorio lo trasladó a su casa de Madrid en 1915 cuando se incorporó a sus tareas como vocal del Instituto Geológico de España.
Desde 1888 era socio de la American Microscopical Society y de la United States Optical Society. También era socio de la Royal Microscopical Society de Londres. En esta última presentó su nuevo «aparato para microfotografía con el microscopio colocado en cualquier posición, y especialmente en posición inclinada».
No sólo realizaba las fotografías de sus preparaciones petrográficas, sino que también colaboraba con otros investigadores en campos muy diferentes al suyo, experimentando nuevos métodos de tinción y de fotografía. Luis Simarro fue un usuario asiduo de las instalaciones de Orueta. Con los planos proporcionados por Orueta, Simarro mandó construir un banco óptico de luz monocromática, que se conserva actualmente en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid.
La Fábrica Orueta de Gijón prosperó de tal forma, que proporcionó a su fundador la independencia económica necesaria para acometer todas aquellas investigaciones que tenía pendientes desde su juventud. Nos referimos al estudio geológico de la Serranía de Ronda, comenzado por su padre y en el que participó desde muy joven. En 1913 pide una excedencia de unos meses en la Escuela de Capataces de Mieres (pagándose un suplente de su propio bolsillo), y realiza nuevas prospecciones de campo, que se extienden durante los dos años siguientes. Su larga experiencia con la microscopía hace que enfoque el estudio desde un punto de vista petrográfico, para lo que examina más de 500 láminas delgadas que se hace preparar en Alemania.
La prosperidad económica que comentamos anteriormente, y su deseo de retomar los estudios geológicos, hizo que en 1915 se trasladase a vivir a Madrid, dejando la fábrica en manos de su hijo Manuel, también ingeniero de minas.
En su condición de miembro del Cuerpo de Ingenieros de Minas, el 15 de noviembre de 1915 es nombrado vocal del Instituto Geológico de España, cesando como profesor de la Escuela de Capataces de Mieres. Unos días antes, el 30 de octubre de 1915, presenta en el Instituto de Ingenieros Civiles, ante una audiencia muy selecta, el gran hallazgo realizado durante sus investigaciones en Ronda: el descubrimiento del platino en España. La noticia de este descubrimiento despertó el interés del Rey Alfonso XIII, quien encargó a Orueta un estudio detallado desde los puntos de vista económico y estratégico, pues además del platino existían indicios de cromo y níquel, utilizados en la fabricación de armamento y que España importaba de otros países. Para ello se incluyeron en los presupuestos del Ministerio de Fomento correspondientes a 1916 y 1917, respectivamente, la cantidad extraordinaria de 150.000 pesetas para hacer frente a las investigaciones. Igualmente, y por leyes de 8 de diciembre de 1916 y 16 de noviembre de 1917, el Estado se reservó los derechos de investigación y explotación hasta 1919.
Entre finales de 1915 y 1918 Orueta llevó a cabo este encargo, estimando la existencia de 246.531 kg de platino en los ríos Verde y Guadaiza, cerca de San Pedro de Alcántara, en la provincia de Málaga. Además de ello, las cantidades de níquel y cromo prospectadas cubrirían con creces el abastecimiento de estas sustancias a las fábricas militares españolas. A pesar de los magníficos resultados de las investigaciones, el platino no se llegó a explotar nunca.
El estudio geológico y petrográfico de la Serranía de Ronda, publicado por Orueta en 1917, es una de sus obras cumbre y a la que dedicó gran parte de su esfuerzo. En ella analizó las rocas hipogénicas de la Serranía de Ronda a través de un trabajo petrográfico exhaustivo que exigió la realización de 500 láminas delgadas. Estas fueron estudiadas con un método muy moderno para la época (microscopio binocular con luz reflejada), e ilustradas en parte mediante microfotografías en colores realizadas según una técnica suya, con empleo de placas autocromas.
Domingo de Orueta y Duarte fue pionero en España en la realización de microfotografías directas con luz polarizada en secciones delgadas de rocas. Las primeras publicaciones que realizó sobre el tema obtuvieron una rápida respuesta por parte de algunos de sus colegas, promoviéndose de este modo la creación de laboratorios de microfotografía científica.
Su segunda obra cumbre fue “Microscopía. Teoría y manejo del microscopio”, publicada por la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas y prologada por Santiago Ramón y Cajal. En ella recoge todo el conocimiento que había reunido en relación con el tema, habiendo realizado además importantes aportaciones a la óptica industrial, mejorando o inventando nuevos sistemas.
Colaboró con las mejores casas europeas de óptica, como las de Carl Zeiss y Glastechnische Laboratorium (Jena) ó Watson & Sons y R. & J. Bech (Londres). A modo de ejemplo, en 1892 construyó un «aparato para microfotografía instantánea», cuya patente de invención cedió a la casa Carl Zeiss. Al Glastechnische Laboratorium le cedió en 1897 el descubrimiento del «sistema y del aparato para la investigación óptica del espato flúor», cuyo fin era determinar si los cristales eran o no aplicables a la construcción de lentes. Con la casa Carl Zeiss colaboró en el diseño de un aparato para luz ultravioleta que se empleó en microscopía y que Orueta instaló en su laboratorio particular.
Además de ello, la mayor parte de sus trabajos sobre óptica precisaban de una montura de microscopio capaz de albergar diferentes objetivos, oculares, condensadores y demás elementos ópticos que no existían en el mercado. Es por ello que Domingo de Orueta y Duarte proyectó una nueva montura que satisfacía plenamente sus necesidades, y que fue construida en los famosos laboratorios del ingeniero Leonardo Torres Quevedo.
En reconocimiento a toda su obra, y en especial a aquella relativa a la óptica industrial, la Universidad de Jena le nombró Doctor Honoris Causa en 1925.
Domingo de Orueta llegó a alcanzar en vida un alto grado de reconocimiento por el conjunto de sus investigaciones, tanto académico como profesional. En 1916 es nombrado socio honorario de la Sociedad Malagueña de Ciencias, en 1918 le eligieron Presidente de la Sociedad Española de Física y Química, y en 1923 pasa a ser nuevo Presidente de la Real Sociedad Española de Historia Natural. Ese mismo año ingresa en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, con un discurso sobre «la historia del microscopio y su aplicación en las Ciencias Naturales». En 1922 es nombrado subdirector del Instituto Geológico al ser ascendido a director César Rubio.
En 1925, y tras dejar este último la presidencia del Instituto para asumir la presidencia del Consejo de Minería, le sucede en el cargo Orueta. Se da la circunstancia que fue el primer director en ser elegido por unanimidad de la Junta y no por nombramiento directo del ministerio. Durante los diez meses que estuvo al frente del Instituto continuó con sus trabajos y fue el responsable de avanzar en la preparación del XIV Congreso Geológico Internacional, que se celebraría en mayo de 1926. Preparó, junto con su colaborador más estrecho, Enrique Rubio, un itinerario geológico por la Serranía de Ronda para el congreso, con el fin de enseñar a los congresistas también los yacimientos de platino, si bien no llegó a presidir los actos inaugurales, pues falleció súbitamente en la madrugada del 15 de enero de 1926.
Más información:
Orueta, D. de 1911. Apparatus for photomicrography with the microscope standing in any position, especially in inclined position. Journal of the Royal Microscopical Society, 1911, 588-591.
Orueta, D. de 1917. Estudio geológico y petrográfico de la Serranía de Ronda. Memorias del Instituto Geológico de España, Madrid, 567 pp. (vol. 1), 16 láms., cortes y mapas geológicos (vol. 2).
Rábano, I. “Domingo de Orueta y Duarte”
Rábano, I., Baeza, E., Lozano, R.P. y Carroza, J.A. 2007. Microfotografías de Domingo de Orueta y Duarte (1862-1926) en los fondos históricos del Museo Geominero (Instituto Geológico y Minero de España, Madrid). Boletín Geológico y Minero, 118(4), 827-846.
Rábano, I. 2008. Domingo de Orueta y Duarte (1862-1926) y la investigación del platino en España. Boletín Geológico y Minero, 119 (4), 473-494.